En la viñeta de hoy podemos ver cómo una niña juega tan felizmente con su muñeco. Se trata de un muñeco muy sencillo pero con el que se puede imaginar en miles de situaciones que le resultan divertidas y gratificantes. A continuación, podemos observar cómo la niña recibe un regalo de, supongo, sus padres. El regalo resulta ser una preciosa muñeca, con un precioso vestido, y que sabe hacer cosas con solo presionar un botón. Por ello, le dicen a la niña que se siente y observe las cosas que puede hacer su nueva muñeca. La muñeca, pues, empieza a bailar. Mientras la niña espera sentada a que termine de cantar y bailar. Al momento la niña se aburre, y siente que con esa muñeca no se puede jugar cómo ella lo hacía con su antiguo muñeco. Por lo tanto, al final, le da la espalda a su nueva muñeca y se lamenta del regalo que le acababan de hacer.
Resulta bastante curioso cómo la viñeta refleja la inocencia y simplicidad de los niños. Pues en al principio de la viñeta la niña se ve cómo disfruta inventando historias con su muñeca, que, a pesar de no tener un mecanismo interno que la haga bailar o cantar o cualquier otra cosa programable en muñecas, ella disfrutaba imaginándose historias cercanas a ella y que le agradaban; como puede ser jugar con su muñeco, darle el “bibi”, darle las buenas noches…, tal y como hacen, quizá, sus padres con ella. Pero a veces, los adultos nos empeñamos en pensar que un niño va a ser más feliz si se lo damos todo. Y esto no es así.
Los niños tienen una capacidad de imaginar… ¡que ni nosotros imaginamos! Pero sí, esto es así. Y no nos damos cuenta de que si un muñeco lo tiene todo y lo hace todo por sí solo… ¿qué te queda por inventarte?
El manipular, el experimentar, el crear, el imaginar… son verbos que los niños tienen que tener a su alcance y a su disposición de poder realizar. Pero en muchas ocasiones pensamos que si la niña/o se sienta y mira lo que es capaz de hacer su juguete, se lo pasará mejor. Pero la verdad es que es mucho más divertido, entretenido y motivador ser TÚ (el niño/a) el que se invente sus propias historias con sus muñecos o con sus juegos en general.
Por eso, no tenemos por qué engañarnos. Si el niño/a no tiene algo, al final va a acabar inventándoselo, y seguro que se lo pasa mejor inventando que si se lo dan todo inventado y hecho.
Pensemos pues, en que un niño no va a ser más feliz cuantas más cosas/juguetes tenga, si no cuanta más libertad se le deje para poder imaginar todo aquello que necesite en su juego. No olvidemos que “IMAGINAR FORMA PARTE DEL JUEGO”.
Hola Pilar estoy leyendo el análisis de tus viñetas y estoy de acuerdo contigo. Me parece coherente y sobretodo cierto. A los niños no se les puede negar la capacidad de imaginar ya que ésta es el mayor recurso para el ser humano y sobretodo para los niños.
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