El libro trata
de hacernos entender las diferencias entre niños y niñas, ya que es algo que
considera necesario para poder iniciar el camino de la acción educativa y la
mejora del desarrollo humano. La idea principal que se nos muestra en el libro
es que aunque nacemos con diferencias biológicas, éstas se incrementan a medida
que los niños y niñas se integran en la sociedad; las interacciones familiares,
los tipos de juegos, las amistades infantiles, el rendimiento escolar, las
interacciones con el profesorado, son algunos de los aspectos que se mencionan
y que intentan mostrar cómo las diferencias entre niños y niñas son aceptadas y
potenciadas por los adultos y la sociedad en general.
El libro
pretende sensibilizar sobre la desigualdad actual entre hombres y mujeres, y sobre
las diferencias entre niños y niñas. También ha intentado explicar la
importancia de la educación, tanto desde la familia como desde la escuela, para
mejorar su desarrollo y comprender cómo estas diferencias se pueden ir
reduciendo.
En mi opinión,
los principales causantes de que siga existiendo esta desigualdad de género son
los adultos que nos rodean, ya que muchos de ellos han sido educados en unos
contextos machistas y en los cuales se consideraban a la mujer como un simple
objeto. Pero hay que tener en cuenta, tal y como también nos dice la autora,
que los cambios no son fáciles, y especialmente cuando los medios de
comunicación nos transmiten el mensaje de la imposibilidad de hacerlos, a menos
que ocupemos un puesto de poder; pero esta imagen que nos transmite la sociedad
no es siempre compartida ni necesariamente cierta. Debemos ser personas
críticas, y conseguir transmitirles a nuestros alumnos esta idea de “ser
críticos”.
En el caso de
las diferencias entre niños y niñas, me he dado cuenta al leer el libro que las
diferencias a nivel biológico se reducen a tener un cromosoma distinto (de los
46 que tiene cada célula), y este cromosoma será el responsable del desarrollo
de las diferencias físicas y hormonales propias de cada sexo. Sin embargo,
estas diferencias hormonales no son ni estables ni absolutas, pues no
existen hormonas que sean exclusivas de un sexo, ni las diferencias se
mantienen constantes a lo largo de todo el desarrollo humano. Otra cosa que también
me ha llamado la atención es que a nivel de comportamiento y procesos
psicológicos, tampoco se han encontrado grandes diferencias entre hombres y
mujeres, salvo algunas tendencias como que las niñas y mujeres tienen una mayor
orientación social, y mantienen relaciones sociales más empáticas y democráticas;
aunque sí aparecen enormes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al tratamiento
socio-cultural que históricamente han recibido (por ejemplo, la escasa
representación de la mujer en nuestro pasado histórico y científico, o el
importante papel de los medios de comunicación en la divulgación de un ideal
femenino basado en la estética y la sumisión).
Algo que me ha llamado especial
atención ha sido el momento en el que se ha comentado que las diferencias entre
niños y niñas aparecen desde el momento del nacimiento cuando la familia y los
iguales refuerzan aquellos comportamientos que se asocian a un determinado
género. Si nos paramos a pensar esto… lleva mucha razón, y pocos niños y niñas
pueden escapar de esta influencia, por lo que estas diferencias se van
acentuando cuando van creciendo, llegando a la pubertad con experiencias
distintas, juguetes y juegos distintos, y habilidades de interacción social
diferentes. Las pequeñas diferencias entre niños y niñas en el momento del
nacimiento no hacen más que crecer a medida que evolucionan. Probablemente no
exista una intención de intentar que niños y niñas sean diferentes, pero los
comportamientos habituales que tenemos hacia ellos y ellas realmente lo
potencian.
Llama la
atención cómo algunos autores opinan que las causas de la segregación por el género
se debe a la propia naturaleza femenina y su precocidad en el desarrollo del
lenguaje y de la emoción; otros lo explican por las influencias ambientales,
argumentando estas diferencias en base a la distinta estimulación que reciben
niños y niñas por parte de los adultos. En mi opinión, ambos razonamientos se
apoyan el uno del otro, y entre los dos se podría explicar este complejo
fenómeno de la socialización de niños y niñas. En cualquier caso, las niñas en
general muestran un desarrollo más avanzado que los niños. Su precocidad en el
lenguaje, conlleva una complejidad y precocidad en su pensamiento, lo que las
lleva a desarrollar juegos diferentes.
Algo que me ha
llamado especial interés y que ha sido comentado en el libro por la autora es
que el desarrollo moral ha sido explicado tradicionalmente desde una
perspectiva masculina, y cuando las mujeres eran mencionadas era para explicar
su inferior nivel de desarrollo. Esto es algo que me ha llamado bastante la atención
pero que a fin de cuentas… no me sorprende, debido a la inferioridad que desde
siempre se nos ha tratado a las mujeres. Pero resulta curioso, hacían estudios
a hombres, y sacaban conclusiones generales… (¡Vaya plan!)
Algo que me ha
gustado del libro es que propone que si desde la escuela se quiere intervenir
para equiparar el desarrollo de niños y niñas, se debería de hacer un gran
esfuerzo para conseguirlo; la actitud de no hacer nada implica el mantener una
situación cuyas consecuencias no benefician ni a niñas (porque no son
estimuladas en la independencia, la seguridad) ni a niños (que no son educados
en el cuidado y los sentimientos).
Otro aspecto
que ha llamado mi atención ha sido el momento en el que se ha comentado en el
libro el sexismo en los libros de iniciación en la lectura, poniendo como
ejemplo el caso de las aventuras de papá Micho, la mamá, y sus hijos, Michín, Canelo y Morito. Al
parecer estas historietas están cargadas de mensajes sexistas. Por ejemplo, la
mamá tiene nombre genérico (la mamá Gata), y además los tres hijos son varones.
A continuación
escribo algunas de las frases que aparecían en el libro como ejemplos:
“Michín fue con su
papá a jugar al fútbol”
“La moto de papá no
frena”
“Mamá Gata trabaja
(acompañada de la ilustración de la mamá planchando) y papá trae el trigo” (el
papá en su moto trayendo la comida para la familia)
“La mamá Gata es muy
amable y muy noble, habla con cariño a sus hijos y dobla la blusa de papá Micho”.
Tengo que reconocer que cuando
leí estas oraciones me impactaron bastante, porque me ha hecho reflexionar en
cuántos niños/as habrán aprendido a leer con este libro que, efectivamente,
muestra sexismo en sus oraciones.
En mi opinión, lo importante y lo
que se debería hacer es hacer hincapié en que todos, tanto niños como niñas,
estamos capacitados para hacer las mismas labores y tareas, aunque también es
verdad que cuando hablamos de organización del hogar es bueno llegar a un
acuerdo en el reparto de las tareas domésticas, y aunque, tanto niños como
niñas somos capaces de hacer las mismas cosas, eso no quiere decir que no
podamos llegar a un acuerdo en las labores del hogar y que de esta manera el
trabajo quede repartido.
En el libro se
defiende la perspectiva de la necesidad de educar para mejorar el desarrollo
completo personal, y no solamente aquellas habilidades más relacionadas con el
género. Es por ello que aunque no podamos negar la influencia de la evolución
humana, tampoco podemos aceptarla sin más (las experiencias e influencias
sociales deben ser consideradas). Si bien existen diferencias biológicas,
estas se ven magnificadas por la sociedad, no potenciando el acercamiento
entre niños y niñas, chicos y chicas, hombres y mujeres.
Una frase que
me ha gustado especialmente del libro es:
“Somos libres de decidir qué hacemos y cuándo, decisión que en ningún
caso deberá estar mediada por una cuestión de género”.